6/5/11

El Fifty Fifty

Escuchaba esta mañana a Eduardo Anguita charlando con Hugo Yasky de la CTA en el programa Hoy Más que Nunca, por Nacional.

Ha habido algunas señales de unidad por parte de las dos centrales. La CTA con otra estructura y menos afiliados, no quiere perder su identidad, pero también está en lucha por la participación de los trabajadores en la vida política del país. Y esta coincidencia de carácter vertebral entre ambas organizaciones es fundamental. Claro que hoy es una central que viene de una fractura muy importante y es un pésimo momento para pensar en la unificación de algunas áreas o acciones con una CGT muy fuerte y que sólo sangra en pequeñas defecciones, que incluso, de cara a la sociedad la fortalecen como Confederación.

La fractura de la CTA tiene que ver nada más que con la visión de este momento político por parte de dos sectores internos. ¿Pequeño detalle no? Mientras que Yasky coincide con la mirada de la CGT, respecto de que este periodo es de ampliación de derechos y crecimiento de sus representados, el sector de Pablo Michelli considera que desde el 2003 hasta hoy hay una continuidad de Neoliberalismo Menemista disfrazado de progresismo. Ese pequeño detallecito de visión de la actualidad es, la punta del ovillo, claro. Cuando se empieza a desandar el carretel surgen otras cuestiones de carácter político, pero muchas de personalismos.

Pensaba entonces que este sindicalismo, el que los medios estigmatizan todo el tiempo, el de "negros" con bombos cortando una calle, el de torsos sudados tirando bombas de estruendo o el de pibes quemando gomas en algún peaje. Este sindicalismo y no otro, es el que ha avanzado y ha sabido interpretar el momento histórico de ampliación de ciudadanía que volvió desde el 2003, y que sólo remontándose al primer Gobierno de Perón se puede equiparar. Este Moyano y no otro ha sido el líder de una organización que supo pelear contra el neoliberalismo cuando la gran mayoría de los sectores de la sociedad participaba de una fiesta que nos aniquiló en lo económico y en lo cultural.

¿Cuáles podrán ser las diferencias sin vueltas que puedan tener Yasky y Michelli para no unificar la Central de los Trabajadores Argentinos y articular acciones estratégicas con la CGT? ¿No es una pérdida de tiempo y una ventaja a las patronales esta peleíta entre compañeros?

Sin reclamar una sola central de trabajadores, es bueno y urgente pensar en que, al menos, no haya facciones dentro de las mismas, y si las hay, que sean como máximo pequeñas deserciones que no impacten en la fortaleza de un sector que, cuando se pone de acuerdo avanza sin pausa.

Hace tan sólo unos días la propia Presidenta dijo que estamos cerca del tan ansiado Fifty Fisty Faltan dos o tres ... o cinco puntos si quieren. Pero falta menos. Hoy más que nunca debería imponerse la causa común por encima de los personalismos egoístas y hasta complacientes con los sectores corporativistas. Porque luego de llegar al Fifty Fisty, habrá que incorporar más trabajadores al empleo en blanco, más empleados a los convenios, más creatividad a las paritarias y más dirigentes a la lucha. 

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