7/5/12

Mediocre

Por Dardo Fuser

Ay Bello, Bello… ¡Qué mediocre que sos! Cuando leí tu nota titulada “marketineramente” PERDÓN… Me dio asco. Porque empezás mostrándote como un “entendido” en el tema publicidad y, al hablar de “diferencia entre publicidad y propaganda”, me obligaste a buscar en el diccionario buscando ser preciso y serio (no como vos) : publicidad (1 de las acepciones) Conjunto de medios empleados para dar a conocer o hacer pública una cosa y propaganda acción y efecto de propagar ideas, productos comerciales, etcétera (Diccionario Escolar Estrada, Ángel Estrada y Cía. S.A., Buenos Aires, 2000). A primera vista, no parece haber diferencias sustanciales. Tal vez “cualquier estudiantes de comunicación” sepa que la diferencia esté en que la publicidad se ciña sólo a bienes transables y la propaganda se utiliza para otro tipo de cosas. Ideas, por ejemplo (¿o las ideas se transan, Bello?)

Claramente, el spot aludido no vende nada. Es propaganda. El encabezado es sólo para pretenderse “entendido”. Primer error.

Habla de que “sólo los nazis se animaron a semejante manipulación de sentimientos patrióticos y sensiblería de cotillón, mezclando el ingenio que se usa a la hora de vender bombachas y calzoncillos, con asuntos tan graves como una guerra, sus muertos, y la necesidad de un camino a seguir”

Parece que se te olvida que la dictadura cívico-militar también recurrió a la propaganda de mil formas posibles… O se te olvida CONVENIENTEMENTE ya que tu jefe, Fontevecchia, participó de esa propaganda (¿no habrás sido vos el que le diste letra, no?). Segundo error.

Sí, Bello. La misma inteligencia que se usa para vender bombachas o calzoncillos se puede y se debe usar para difundir ideas. ¿A qué otra inteligencia se puede recurrir? Tercer error.

Después habla de “indecencia de actuar cansancio y esfuerzo”… Todos quienes enfrentan una cámara en un spot, actúan. ¿Todos los modelos de publicidad son indecentes? Cuarto error.

Decís que los del equipo de filmación estaban “seguro que bien abrigados y comidos”… ¿Si hubieran trabajado en short y ojotas y muertos de hambre hubiera sido válido? Quinto error.

Ahora el sexto error (o no tan error) que nos va a llevar al nudo del motivo del artículo.

“Del principio al fin, todo apesta, pero en especial, la última frase: ‘Para competir en suelo inglés entrenamos en tierra argentina’; maravilloso monumento a la hipocresía y la mentira”. Más allá de tus horribles errores de puntuación (para no sumarte tantos… ejemplo deberías poner “…todo apesta pero, en especial, la…” –cambiando de lugar la coma- y “…competir en suelo inglés, entrenamos…” –iba una coma ahí, Bello-). Al ponerle “maravillosa”, desnuda estar en el mismo estado de conmoción que cualquier argentino que ve el spot: se queda maravillado. La idea es buenísima. Lo de la hipocresía y la mentira son pantallas para ocultarlo. Sexto error.

Y después de una sarta de imágenes banales, desemboca en lo central de sus motivos: “Voy a estampar lo más sincero que escribí en toda mi vida: Estoy tan envenenado por la profesión de publicista que el aviso me encanta” (otra vez te olvidaste la coma después de publicista).

¿Así que todo era por esto, Bello? ¿Sólo por la más miserable, la más desgarradora, la más pura de las ENVIDIAS?

Mala la actitud. Y no te voy a dejar pasar que ponés, siendo “periodista”, lo más sincero que escribiste en toda tu vida. ¿Qué? ¿Escribiste MENTIRAS, por ejemplo, en “La Verdad”?

Quienes tenemos dignidad en nuestras almas (mucha más que vos, seguro) estamos felices con el spot. Porque es una hermosa manera, muy creativa, de contarle al mundo el sentimiento de pertenencia que los argentinos tenemos por Malvinas (salvo los anglófilos partidarios de Clarín y La Nación).

SALVO POR UN HECHO.
Cuando, en el spot, Zylberberg sube y baja escalones, lo está haciendo en el Memorial a las víctimas británicas en Malvinas.

Un error involuntario que debería quitarse en una edición urgente que debe hacerse.

No nos gustaría que nadie haga skating en el cenotafio de Plaza San Martín, por ejemplo.

Bello no pone nada de esto.

Si no lo sabe porque no se informó adecuadamente, grave error para un “periodista”.

Si lo sabía, pero no le resultó relevante, es mucho más siniestro que lo que pretende endilgar a quienes hicieron el spot o al gobierno que lo difunde. Más grave aún.

O sea, grave de cualquier manera.

Bello: lo que si apesta, es que un publicista haga propaganda –negativa o positiva- disfrazándose de “periodista”. Ya lo dije en esta nota mía titulada “Ponete los anteojos, Bello”).

Si fueras periodista, no deberías mentir. Lo decís más arriba (“lo más sincero que escribí en mi vida” y, por defecto, escribiste mentiras), cuando inventaste el “atentado” contra el diario, cuando dijiste que te ibas a ir de Junín por las “amenazas” (fue en octubre y aún estás mintiendo entre nosotros). Perdón deberías pedirle a tus hijos, pero por MENTIR:

Y si mentir es tu compulsión, al menos desempeñate de manera profesional en tu lugar de Director de La Verdad. Y mirá la tapa que vas a publicar antes de mandar a imprimir.

¿O estabas tan ciego de envidia que no viste el contrasentido entre el titular del robo a una clínica privada y el copete que puede leerse abajito, nomás?
Bello, lo dicho: sos un mediocre.

Dardo Fúser

1 comentario:

Daniel dijo...

El spot de Malvinas es grandioso.
Eso de oponerse a todo es duro, porque inevitablemente caen en barrabasadas como las que bien apuntás.
Curioso que para Fontevecchia toda la propaganda que en su momento largaban los milicos era una delicia.
Ya de pendejo fue un grandísimo hijo de puta. Y ahí anda, haciendo los deberes exageradamente su séquito de bravucones.