10/2/12

Insisto con el temita Moyano...

Las diferencias que el actual líder de la CGT, Hugo Moyano, viene planteando al Gobierno Nacional, no serían para el espanto de nadie en cualquier país donde los representantes de los trabajadores no están directamente identificados con el partido de Gobierno. Pero acá, en Argentina, donde todo lo hacemos muy original, Moyano es (era) autoridad partidaria del PJ con altos cargos en Nación y Provincia de Buenos Aires y como tal tenía (tiene) legítimas pretensiones políticas. Pretensiones (reitero muy legítimas) de influir en las decisiones políticas del país. Como supongo tiene desde el primero hasta el último militante político a lo largo y a lo ancho de la amplia alameda variopinta de ideologías. Así debe ser y está muy bien. Genera desconfianza cualquier militante que no tenga voluntad de poder para realizar transformaciones.

Claro, que el líder sindical más importante de los últimos 15 años, estigmatizado por una sociedad muy injusta, sabe que es muy poco lo que logrará por la vía electoral y utiliza el importantísimo poder que brinda ser el número uno de los representantes de los trabajadores para poner alfiles de su costilla en las listas cada elección. En la última no le fue nada bien con la cantidad de lugares obtenidos y decidió que seguiría insistiendo con reclamos legítimos pero con otro tono de voz y con un poco más de distancia de la Presidenta. Hay que entender, que los lugares de poder son muy chicos, y cuando alguien decide correrse de al lado de alguno, automáticamente se pega con otro, porque están todos apretados y en ese apretuje parece que Cristina Fernandez no está dispuesta a estar. Así, cada vez que Hugo Moyano, o alguno de sus seguidores más cercanos decidieron tomar una distancia del proyecto político del Gobierno Nacional, terminaron cerquita de Barrionuevo, el Momo Venegas, Zanola o cualquiera de los tantos dirigentes sindicales tan criticados por la sociedad. O peor aún, el lunes pasado Moyano se sienta a opinar en el programa de TN de Joaquín Morales Solá, uno de los grandes impulsores de que el camionero fuera extraditado y preso en Suiza.

Nadie que sea un trabajador puede estar en desacuerdo con los reclamos que Moyano realiza. Suba del mínimo no imponible de ganancias, recomposición del salario familiar, una negociación paritaria que supere los 25 puntos de aumento y el tan comentado proyecto de reparto de utilidades. Lo que sí se puede presumir es que si las listas del FPV hubieran contenido un 30% de integrantes de extracción sindical referenciada en Moyano, esos reclamos podrían esperar. Puesto que el mínimo no imponible podría ser postergado un tiempo hasta que se pudiera plantear la Ley de Entidades Financieras y así no desfinanciar una recaudación del Estado, La ley del reparto de utilidades se dejaría en suspenso argumentando que sólo beneficiaría al 6% de los trabajadores registrados y el salario familiar se podría negociar dentro del paquete de paritarias con mayor flexibilidad. Ahora bien, viendo que la Presidenta (con buen criterio creo yo), no está dispuesta a compartir con nadie el poder político y la conducción que le otorgó el pueblo en octubre de 2011, Moyano ve retraso en sus planes de mayor poder (reitero legítimo) y se siente amenazado por el crecimiento del ala Kirchnerísta joven que parece ocupar las preferencias de CFK. Por eso reacciona de la manera que lo hace, con una receta conocida: La Presión.

Sucede que en la actualidad esa vieja receta de presionar para lograr objetivos concretos está acotada a muy pocos aliados creíbles, que acompañen una “movidita” contra un Gobierno Nacional que está fuerte, con buena imagen y con muy buen pronóstico por parte de la opinión pública. Mientras que Cristina Fernandez mantiene su alto nivel de aceptación, Moyano decrece, ya que ahora también corre el riesgo de ser estigmatizado por ciertos sectores del Peronismo que tienen una alianza estratégica con el Gobierno o simplemente porque están dentro del proyecto por convicción. De esta manera, los potenciales aliados de Moyano en un intento de disputa de poder serían los jugadores que menos representatividad social tienen y los medios hegemónicos, hasta ayer enemigos. Moyano no es tonto como para reunirse públicamente con Duhalde o Rodríguez Saá. Por su parte, jugadores como Massa, Bruera o algún Sciolista muy anti K, todavía no están dispuestos a dinamitar todos los puentes con el Kirchnerísmo.

Una de las salidas más probables de Moyano, sea el repliegue hacia negociaciones tranquilas de paritarias y un llamado a silencio a sus lanzadores de misiles. El viejo consejo del General “desensillar hasta que aclare” y ver como construye otra grieta que le permita mayor poder, pero con jugadores más creíbles. La otra opción es insistir en esta forma de reclamo y belicosidad contra el proyecto político que lidera Cristina y llegar a la ruptura (un blanqueo) con el ala progresista del Peronismo.

Ahora bien, no es Moyano un enemigo del Gobierno. Como decíamos al principio, por ahora, se planta con reclamos que el conjunto de los trabajadores considera justos. Más allá de analizar si el clan Moyano es a estas alturas una familia de trabajadores o multimillonarios. Y es pertinente recordar que Moyano no es un enemigo. Ciertos sectores de progres recién conversos, Kirchnerístas a las apuradas, seisieteocheros entusiastas y camperitas locas, empiezan a señalar a Moyano de una manera poco feliz tratándose de una etapa donde todavía no termina de consolidarse un pensamiento nacional de pantalones largos que abrace (y proteja) al modelo. Tal vez, esos sectores tan entusiastas (algunos dirigidos por verdaderos vivos mucho más peligrosos que Moyano), también deberían poner en práctica el consejito de Perón de “desensillar” evitando que alguna gota de sangre llegue al río para beneficiar únicamente a los sectores dominantes, una vez más.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Son diversas las conclusiones a las que se puede arribar acerca del conflicto con Hugo Moyano & Co.
Pero lo que - a mi juicio - resulta innegable, es que un representante laboral de su importancia e influencia, como así también otros representantes gremiales progresistas (Plaini, Piumato, etc.), nunca deberían ubicarse en tribunas enemigas, salvo para defender el modelo. Y no puedo entender que no lo adviertan, ó que no hagan un constante ejercicio de memoria y un efectivo reconocimiento (dentro y fuera de los discursos públicos) de los cambios implementados en la marcha de nuestro país desde 2003. De la increíble afectación de intereses tradicionalmente considerados como "intocables". Y de cuáles fueron los gobiernos que - junto con su participación - se pusieron al hombro la áspera tarea de reconstruir Argentina.
Si no advierte estas contundentes realidades, con su razonamiento nublado por si alcanza ó no mayores cuotas de poder, deberé preguntarme si todo lo que hizo lo hizo por los trabajadores ó para construir una carrera política. O cuál de esas dos razones es para él la más importante.

Saludos
Tilo, 70 años

omar alberto dijo...

Muy bueno el análisis, creo que además se suma, algo que muchos soslayaron al principio de este enfrentamiento, que es el hecho del recambio de la conducción de la CGT a mediados de año ¿Cómo llegaría Moyano a buscar la reelección en un año donde, potencialmente, se instó a tener paritarias por debajo del nivel de la inflación? Sumado al Hecho de qué no consiguió colocar más que un sólo diputado nacional, que ensima es su hijo. Con un poco de tiempo transcurrido parece que las olas se están calmando y, a motus propio, mezcla de deseo personal y señales que observo, parece que el NEgro seguirá al frente de la central.
También como decís, estas situaciones dejan en evidencia la cantidad de preconcetos que anidan en sectores del kirchnerismo hacia los dirigentes obreros, personajes opinanates que son incapaces de identificar las tonalidades del amplio universo sindical peronista