15/2/12

Discutimos minería? Vamos bien.

A mediados del año 1994 aterrizó por Baigorrita una adolescente australiana que venía a por ese tipo de intercambios que hacen por el Rotary o una cosa así. Nunca tuve claro como cayó la australiana por el pueblo, pero ahí andaba, deambulando con sus preguntas pelotudas. Le asombraba que el pan se horneara en un gigantesco horno a leña a las 4 de la mañana. En fin, boludeces como esa.

Su principal tema de conversación era la ecología, con lo cual mucho no hable con la chica, aunque me la llevaron a casa para que le hiciera una nota en el Periódico Quincenal Independiente “El Parlante” que aún no me había llevado a la ruina. (Un día voy a publicar un par de portadas de ese pasquín entrañable).

Por esa época todos los argentinos estábamos asistiendo alegremente y sin chistar al remate, desguace y pulverización del país en manos del Gerente General de las Corporaciones Neoliberales, Carlos Saúl Menen. O sea que habíamos como un 60% que nos íbamos cagando de asco de a poco y otro 40% que se iba al Caribe dos veces al año.

En ese marco la australianita hablaba de ecología. Yo intenté comprender porque esta gente que vivía en la tierra de los canguros estaba tan ocupada en Greenpeace y esas cosas y concluí que la no existencia de pobreza estructural, desnutrición, crisis de economía, dictaduras y otras calamidades comunes por estos sures castigados, había elevado el piso del debate a temas menos urgentes y más importantes y trascendentes con impacto en el futuro. Claro… pensaba yo, que vamos a discutir acá por el pato silvestre de la laguna, si lo cagamos a gomerazos para echarlo a la olla.

Por estos días que corren, donde la Minería pasó a ser uno de los principales temas de discusión de los “revolucionarios verdes de Palermo chico y adyacencias”, es, al menos, tentador pensar que hemos superado la etapa de donde la panza nos hacía ruido y no podíamos pensar en otra cosa que en un plato de fideos. La prueba más cabal de que hemos avanzado y hay más gente con sus necesidades básicas satisfechas (falta, claro) es que estamos hablando de temas menos urgentes y más trascendentales, como la chica de Australia.

Claro, que de vez en cuando, sería importante entender que venimos de los patacones, de los saqueos, de una hambruna infernal, de una desocupación galopante, de una exclusión increíble y de una educación que se limitaba a dar un plato de sopa (en el mejor de los casos). Todo eso tan sólo hace 9 años. Digo… por lo menos sería bueno que los que la pasamos mal no nos enganchemos en la superficialidad de los “verdes enfervorizados” de barrios acomodados y nos tomemos un tiempo para pensar en un debate serio sobre la Minería, sin perder de vista que hay que seguir avanzando para que no exista un solo argentino que no tenga sus necesidades básicas satisfechas.

Mientras tanto, a los que no lo hicieron, lean “Úselo y Tírelo” de Galeano. Si el libro hubiera caido en mis manos por esos días, se lo hubiera regalado a la australianita.

2 comentarios:

Laura Salguero dijo...

Resulta sumamente interesante que se abra un debate sobre este tema, en lo personal toco de oido y recién por estos días estuve hurgando y me enteré que Famatina no es tema reciente, sino que data de hace unos cuantos años ya, y cuando digo "cuantos" me refiero a aquellos tiempos en que algunos se dedicaban a correr "indios". Por lo tanto coincido ampliamente en que estamos mucho mejor como para tomarnos el tiempo de hablar acerca de estas cuestiones. P
Por último ¿cuántos y cuanto de todos los que cuelgan en sus muros "Famatina no se toca" conocen de la cuestión?

Anónimo dijo...

Por ahí para nosotros o para los de Buenos Aires cuando hablamos de estos temas sea hablar de ecologia. Por ahí pra los catamarqueños, en cambio, sea hablar de la montaña, su paisaje, su río... su vida