Por Mario Alonso desde Neuquen para El Parlante
Gustavo Romans me pregunta desde Junín, Buenos Aires, por el resultado de las internas del MPN; lo inquieta la visión que tengamos del acontecimiento en ésta provincia. -“Nosotros desde acá lo vemos a Sapag como más moderado, alineado al gobierno nacional”- me cuenta, y me pide que le escriba, que le cuente algo, que le dé mi visión parcial de como va la cosa en este Neuquén siempre postergado.
Logo de la Campaña de Sobisch |
Rebusco en mi cabeza algo que escribir sin caer en el simplismo de decirle “no te preocupes hermano, Sobisch y Sapag son lo mismo..”, aunque íntimamente esté convencido de esto último.
Me resulta difícil plantear cuales son las diferencias entre Jorge Sapag y el otro Jorge, el responsable político del fusilamiento público de Carlos Fuentealba.
Quizá allí comiencen las diferencias, tal vez el camino comienza a apartarlos y definir el perfil que se recorta entre la derecha de uno y de otro.
Pienso que el Jorge de bigotes, el de los funcionarios homicidas no merece mayor atención, un cadáver político que se hunde cada vez en su tumba repleta de sus propios muertos, y que espera, aunque disimule, que le llegue la hora de pagar sus culpas en el banquillo de algún tribunal.
Me preocupa el otro Jorge, el turquito simpático, el que se hace el boludo, en tanto continúa la política de saqueo que iniciara junto al bigotudo derrotado.
La concurrencia a las urnas, a pesar del descomunal despliegue de vehículos, y de haber gastado $400.000 en la campaña, fue muy pobre, no alcanzó al 30% del padrón, y contrariamente a lo que manifestara Sapag, no significó “un plebiscito de su gestión”.
La creatividad de una militancia que pide Justicia por Fuentealba |
En la elección de ayer se mezclaron sapagistas con anti sobischistas, mejor diría que fue un plebiscito de cuantos neuquinos y neuquinas estarían felices con Jorge Omar Sobisch tras las rejas y definitivamente fuera de la política. No solo por el crímen del compañero Fuentealba, sino por la enorme cantidad de despropósitos e ilegalidades cometidos durante sus gestiones al frente de la provincia; por nombrar algunas, el enriquecimiento ilícito nunca investigado de varios integrantes de sus staff político, las cámaras ocultas en que se lo muestra confesando sus intenciones de colonizar el poder juidicial con el propósito de no transitar más los pasillos de tribunales, el caso Temux y el faltante de millones, los campos, barcos, caballos y coches lujosos de su lugarteniente Luis Manganaro, su propio crecimiento patrimonial dificilmente justificable, su increíble falta de relación con el gobierno nacional, etc..
La de ayer no solo fue una interna para definir a un candidato, lo de ayer fue mucho más parecido a un tribunal popular que por 70 a 30 definió que en Neuquén no queremos más “bigotes”.
No puedo dejar de mencionar que esta interna coloca en las espaldas de la oposición una pesada mochila, cargada de responsabilidades, de búsqueda de consensos, de acuerdos, pactos y compromisos.
Después de 48 años en el gobierno, el Movimiento Popular Neuquino se bambolea al borde del knock out, solo falta el golpe final que desde vastos sectores se viene preparando.
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