Escribe: Gustavo Romans
Y llegó el día. Macri,
recogió el guante aquella vez que Cristina les pidió que “armaran un partido y
trataran de ganar por medio de la voluntad popular”, le juntó la cabeza a todos los que estaban
contra el Gobierno Nacional y Popular, y por primera vez en la historia del
país, la derecha llega al poder de manera legítima.
Apenas el 2% de los votos le
sirvió para imponerse en la 2da vuelta y transformarse en Presidente durante
cuatro años. Ahora vendrá el tiempo de la verdad. La Alianza Cambiemos deberá
gobernar el país y legitimar el triunfo en las urnas con una gestión superadora
a lo que ellos llaman un gobierno populista y corrupto.
Este nuevo escenario
político, plagado de CEO´s y apolíticos devenidos en salvadores de la patria,
abre una etapa que nos obliga a todos a repensar como enfrentar el futuro.
Tanto La Alianza Cambiemos (que son, básicamente todos los que no están dentro
del FPV) como el propio Frente para La Victoria, deberemos surfear en distintos
mares buscando reconstruirnos, en nuestro caso, y gobernando con éxito ellos.
La llamada “grieta” seguirá
abierta. Siempre. Porque históricamente estuvo. El caso es que antes estaba
disimulada por quienes les convenía ocultarla y allí se deglutía compatriotas
generación tras generación. El gran logro de este proceso político de 12 años
es haber dejado al descubierto esa “grieta” histórica que desde siempre nos
tuvo a muchos de un lado y a poquitos del otro.
La visión agro exportadora y la mirada de industrialización y
desarrollo.
Ya hay avanzadas gestiones
del nuevo gobierno para arreglar con los fondos buitre, que no significa otra
cosa que claudicar en la lucha por nuestra soberanía económica. Ya hay equipos
enteros de economistas preparando un lindo ajuste que será bien tapado por
algún escandalete político potenciado por agencias de marketing y la
corporación mediática. Ya hay jugadores experimentados en la fiesta de la
especulación financiera que están listos para volver a la timba. Ya hay varios “compañeros”
que esperan ansiosos un llamadito para entregar, atados de pies y manos a los
que hasta ayer decían defender.
Solo el movimiento obrero organizado
será garantía ante una embestida neoliberal. Y no cualquier dirigente. Ya hemos
visto como algunos personajes han sido pilares de Macri en su carrera hacia la
presidencia. Sin apresurarse, habrá que estar atentos y analizar qué medidas
del nuevo gobierno impactarán negativamente sobre los trabajadores. Si así
fuera, habrá que trabajar con organicidad y mucha convicción, no solo para
defender las conquistas obtenidas, sino para ir por aquellas demandas que
todavía no han sido satisfechas.
Hay algo que ningún
dirigente gremial, ni ningún trabajador debe permitir bajo ninguna circunstancia.
Que seamos los trabajadores los paga fiestas de un ajuste que quieren
disfrazar, pero que se nota cada día que pasa un poco más.
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