Me ha resultado curioso escuchar ciertas argumentaciones de quienes se auto definen como Kirchnerístas. El "Post Peronismo", el "Proceso Superador", la "Nueva Corriente del Pensamiento Nacional", la "Pre Patria Socialista", la nueva política y hasta el clásico “Néstor Vive Carajo!!!”, y listo. Escuché argumentos delirantes y hasta vi cuadros sinópticos escritos en servilletas de bar. Una boludez.
No es que yo pretenda que cada ciudadano ande con un ensayo debajo del brazo versionando lo que significa este fenómeno nuevo llamado Kirchnerísmo. Pero alguito como para tener claro que el Kirchnerísmo no es un producto de laboratorio inyectado a un tipo que vino del sur y mágicamente se puso a empujar un conjunto de políticas que generaron una bisagra en la política Argentina.
Creo que hay mucho Kirchnerísta, que ni siquiera sabe porqué lo es. Y ojo… no cuestiono eso. A veces es mucho mejor guiarse por el corazón que hacer dibujitos en una servilleta de café. Muchos jóvenes que hoy abrazan la militancia con pasión, en particular en el Kirchnerísmo, serán los dirigentes dentro de algunos años (porque si hay un movimiento que tiene futuro es el que inauguró Néstor Kirchner a partir de 2003) y serán ellos los que deban entender la matriz ideológica que sostiene al Kirchnerísmo, para poder idear y desarrollar más políticas en el mismo sentido y no llegar al poder y preguntarse para que.
En realidad, los que nos decimos Kirchnerístas, aún arribando de diversas ideologías, somos los que nos sentimos socios fundadores de una corriente del campo popular exitosa. Muchos, a lo largo de la historia se llamaron Menemistas, Alfonsinistas, o cualquier otro nombre con el “ista” detrás. Pero al no ser exitoso hizo que se autoexiliaran a otro “ista” o simplemente dejaran de rotularse. Hoy, en pleno auge festivo del 54% de apoyo, aparecen Kirchnerístas hasta en las más remotas latitudes. Hombres y mujeres que hasta hace dos o tres meses estaban enrolados en algún “ista” distinto, ahora llegan agitados y suben al gigantesco colectivo que contiene a quienes se referencian en Cristina o Néstor. Algunos no tuvieron otra y suben con risa forzada, sabiendo que los miran de reojo, otros tuvieron que esperar, lamentablemente, que Kirchner muriera y aquellos que aguantamos los trapos en el peor momento, somos como socios fundacionales, celosos algunos, revanchistas otros y de brazos bien abiertos los demás.
Claro, el Kirchnerísmo es tan difícil de entender con racionalidad, como lo es el Peronismo. De allí los debates y la fortaleza de un nuevo movimiento similar al Peronismo en algunas cuestiones básicas pero distinto en su conformación etaria y social.
¿Qué?! ¿Va a desaparecer el Peronismo?! (Así me saltó a la yugular un octogenario, referenciado en El General toda su vida, cuando hablaba de esto. No amigo…. No! La historia no desaparece. Está ahí, podemos leerla, aprender de ella y hasta repetir lo que ha salido bien. Pero es historia. El Kirchnerísmo es presente. Tiene Peronismo, Socialismo, Radicalismo, Comunismo, derechosos, troskos, amas de casa, estudiantes de ingeniería y jubilados. Algo así como lo que avanzó desde las periferias al centro, el histórico 17 de octubre. Contiene apáticos y apasionados, escribas y psicólogos, modistas y parturientas, bomberos voluntarios y gorilas encubiertos, burócratas aprovechadores e idealistas acérrimos, homosexuales y homofóbicos, intelectuales relatores y obreros sudados, soldadores de torres y vendedores free lance, artistas callejeros y señoras que pasean su perro. Todo eso.
Por eso es un movimiento, por eso tiene futuro y por eso cuesta explicar porque se es Kirchnerísta.
Porque el Kirchnerísmo es como el Peronismo,
pero… mejor.
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