La contundencia con la que el proyecto político del Gobierno Nacional, conducido por Cristina Fernández de Kirchner, barrió a los gerentes de segunda o tercera línea camuflados de candidatos, es una pequeña anécdota si tomamos la verdadera dimensión de lo que significó el triunfo del pasado domingo. Los grandes derrotados han sido las corporaciones mediáticas y sus socios estratégicos. Incluso, la segunda posición (bien lejos) de Binner, es una derrota para esos medios que esta vez debieron jugar a cara descubierta contra el Gobierno. Aún cuando Binner es la esperanza blanca de esa minoría aferrada a privilegios obtenidos a sangre y fuego (al menos hasta el 2013), debieron terminar apuntalando a una fuerza política que cuando tuvo que votar medidas como la Ley de Matrimonio Igualitario o nada menos que la Ley de Servicios de comunicación Audiovisual, lo hicieron.
No me caben dudas, que más allá de los showsitos transitorios de Claudio Lozano, o los caprichitos de Victoria Donda, a la hora de acompañar avances como la Ley de Tierras o la Ley de Entidades Financieras, con algunos matices lo harán. ¿Y porque es importante que lo hagan? Porque el acompañamiento de otros legisladores que no sean tropa propia dará por tierra con la construcción que vienen realizando los medios sobre la “hegemonía” que tiene el Gobierno. Por otro lado, una oposición, tan solo un poco, más a la altura de las circunstancias va a enriquecer el debate. Es patético tener que improvisar un debate con algunos opositores que se nutren de las editoriales de los dos grandes diarios y sus cadenas de rebote.
Seguramente, luego del 10 de diciembre, ese piso de debate tan inteligente que ha propuesto la Presidenta tenga algún tipo de respuesta en determinados sectores de la dirigencia Argentina. Ya no sólo en la clase política, sino esencialmente en los actores que intervienen de manera directa en la economía, los trabajadores y los empresarios nacionales.
Será oportunidad, entonces, para profundizar la batalla cultural. Es hora de dar un salto de calidad también en la tarea de analizar los medios, desarmar los discursos y plantear nuevos desafíos, incluso al propio proyecto político. La enorme responsabilidad de sostener por primera vez en la historia un tercer mandato de un gobierno del pensamiento nacional debe ser prioridad en la agenda de quienes por convicción hemos llegado hasta aquí combatiendo el discurso hegemónico que planteaban los dueños de la palabra.
Hasta aquí hemos sido creativos e inteligentes para movernos en las redes sociales y en todas las herramientas 2.0. Habrá que seguir apostando a crecer en ese rumbo. Encontrar nuevas herramientas, llegar más allá de los límites que plantean las tecnologías e incluir a quienes hoy no acceden a las mismas. El Congreso del Pensamiento Nacional que año tras año se realiza en Tandil es un ejemplo a seguir. Tendremos que ser capaces de generar más espacios de ese tipo. Encuentros de Ciber Militantes, de Blogueros, para intercambiar herramientas y actuar en conjunto. Bloggers en Acción o MBP son puntos de partida para construir más.
Creo que esta gran masa militante que somos en Internet también es responsable del triunfo del 23 de octubre y por eso debemos apuntalarlo para garantizar que se pueda ir con el bisturí hasta el hueso.
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