9/5/11

Kirchner y el Peronismo en Junín

He señalado varias veces en este blog que el Kirchnerismo no es la superación del Peronismo. Pero si una resignificación del mismo. Una supra representación, que se genera en un contexto absolutamente distinto al de hace 65 años. Una mirada profunda y con herramientas nuevas, más la experiencia del paso del tiempo, a lo que fue el proceso de mayor inserción de los sectores populares en la historia de nuestro país.

Llegar hasta el hueso mismo de esas transformaciones y analizar no sólo las consecuencias que provocaron en la sociedad, sino también desmenuzar para que fueron pensadas y puestas en marcha.

Fue Kirchner y no otro quien, con una gran desición política se atrevió a transparentar que estaba haciendo esa revisión, esa reinterpretación necesaria de un movimiento que, diezmado por los años de fuego y corrompido por el neoliberalismo de los 90 se había quedado sin sustento ideológico. Por eso Néstor Kirchner, más como pudo que como quiso impulsó ese necesario giro para mirar al peronismo desde otro lugar. Por eso llamó a participar de esa revisión a los jóvenes, a los intelectuales del pensamiento nacional y a los sobrevivientes de la década del 70. Para poder volver a la construcción colectiva como idea de transformación social y desterrar de la cultura política la formación del sálvese quien pueda instaurada por quienes habían asaltado un movimiento popular.

Quien no pueda interpretar esta transformación que introdujo Kirchner, difícilmente pueda subsistir dentro de un movimiento que hoy transita por este costado ideológico y se fortalece para seguir haciéndolo. El sindicalismo lo entendió antes que nadie (o al menos sus más lúcidos dirigentes) , quizá por representar al sector más perjudicado por las políticas ultra conservadoras de los noventa. Kirchner entró como una flecha a la escena política nacional, y como si supiera que sólo iba a protagonizarla por siete años, se movió con esa rapidez que tienen los jet súper sónicos. Y así viró. Muy pocos supieron subirse a ese giro desafiante de una inercia amasada por años de desmovilización. Así, mientras unos pocos rápidamente se montaron a esa loca utopía, la mayoría eligió hacer el viaje más seguro (por las dudas) en un trasatlántico, pesado, y de giro muy lento.

Ya llegaremos a Junín. Pero digo, que hoy, mientras los que viajaban con Kirchner en el jet, ya bajaron y hace dos horas que esperan tomando un café, los que vienen en el barco están a mitad de camino, sin entender bien lo que sucede en tierra firme.

Pero cambiar de rumbo había que cambiar. Eso está claro. Y hoy lo vemos más claramente, cuando no sólo hemos resignificado al peronismo, sino que también hemos hecho un análisis del Kirchnerismo aquí y ahora.

El antónimo de la apuesta de Kirchner en el ámbito local es Meoni. Paradojicamente el tipo que Kirchner había elegido para subir al jet, por no encontrar valientes que lo acompañaran en su idea de construcción colectiva entre sus compañeros. Así subió Meoni al jet, y en la primera de cambió agarró el único para caídas que había y aterrizó mansamente a la seguridad del buque.  Y digo en las antípodas de Kirchner, porque Mario Meoni, no sólo no resignificó las bases de su partido, la UCR, sino que además mostró claramente una continuidad de la construcción neoliberal de salvarse cada uno como pudiese y de allí su tour por distintos partidos políticos o armados de emergencia para sostenerse en el poder.

Octubre será el mes donde el peronismo, que haya interpretado exactamente que significa esta incursión en la historia de Néstor Kirchner, intentará evitar que Mario Meoni obtenga un tercer periodo de mandato. No por una cuestión personal, sino porque se supone que la construcción colectiva de muchos militantes políticos sostienen que una ciudad como Junín no puede quedar al margen de un proceso histórico como el que se plantea en la actualidad.
 

El gran desafío en Junín, pues, será entender quien de los siete u ocho candidatos que se arrogan la representación de los humildes, de los trabajadores, del pueblo, nada menos, giró en el jet o todavía está tratando de llegar a la costa en un pesado barco fuera de época.

Si lo entendemos, avanzaremos a los casilleros de vanguardia, de lo contrario, seguiremos apoltronados en pequeñas citas vergonzantes en los libros de la historia Argentina que hoy se está escribiendo.

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