23/5/10

Suspendieron al Club Rivadavia de Junín




Por Héctor Pellizzi



Meses atrás los dirigentes del club Rivadavia alquilaron a un representante de artistas las instalaciones de la entidad para realizar un baile. Una inspección, esa noche, detectó algunos menores en su interior. Semanas después se dictó una sanción para la institución del barrio Belgrano: un mes de suspensión. Durísima pena para un club que acaba de salir del infierno (el recordado juicio y remate por la familia Amadei, Artime y el Dr. Arriarrán)

Al enterarme de la noticia, recordé las palabras de su presidente, Carlos Figgini:

”… tenemos un club con una temporada de pileta espectacular, con más mesas, más luces, con más familias, con más chicos, con más celeste y blanco en sus paredes. Un club con la vieja cantina funcionando, donde había humedad hoy hay festejos de cumpleaños, casamientos, un club con actividades: voley, ajedrez, defensa personal, folclore, gimnasia, con el mini estadio que es nuevamente nuestro, a pleno, con los chicos de la escuela 16 y nuestra escuelita de fútbol, hay viajes, hay campamentos. El fútbol tiene la camiseta con nuestros colores, tiene divisiones inferiores propias, técnicos y profesores, un gimnasio inaugurado no hace mucho para el trabajo físico de los atletas y en los últimos años salimos tres veces campeones del torneo oficial y todo eso lo logramos con decenas de reuniones, con ravioladas y bailes antieconómicos, con rifas, con bonos, con merienda para los chicos, con asistentes sociales, con esfuerzo, con honestidad, con problemas, con lágrimas, sin intereses personales, confiando en nosotros, equivocándonos sin malas intenciones, con actividades…”

Y aquí la pregunta del millón: ¿Qué intereses conspiraron para aplicar una pena tan severa a un club que abriga a más de 600 chicos bajo el paraguas del deporte y actividades artísticas y sociales? , si tenemos en cuenta que un boliche bailable, por la misma infracción señalada al club Rivadavia, es penado con dos o tres días de suspensión, siempre en días de semana, cuando el boliche no tiene actividad comercial. ¿Qué intereses corporativos pululan en este reino dinamarqués de Junín? ¿Qué poca sensibilidad social tiene un burócrata de la justicia o que intereses económicos lo podrían llevar a medir con distinta vara una misma infracción? ¿Qué mezquinas intenciones y qué artero el cuchillo hacia un club social de barrio y qué benévolos cuando se trata de empresarios siempre cuestionados por la sociedad, sobre la sospecha de abusos de patovicas, menores consumiendo drogas (alcohol y pastillas), escenas de sexo explícito y peleas seguidas de asesinatos?

El día en que los gobiernos de turno tomen real conciencia de la importancia de los clubes sociales y deportivos de nuestros barrios, ese día comenzaremos a tener una sociedad diferente.

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