DESPUES DEL BI Y ANTES DEL MUNDIAL

Es muy sencillo interpretar como funciona la alianza opositora de los medios (Clarín principalmente) en sintonía con la nueva restauración conservadora. Basta con que algún “comunicador miedoso” instale, en potencial, alguna verdad revelada para que el coro opine sobre el particular. Un inmediato ejemplo es la tapa de Clarín del día (30 de mayo), donde ya da por sentado que “Aceleran la carrera electoral”. O sea, alguien que no queda muy claro quién es “dice” que la carrera presidencial se acelera. Ahora es cuando los políticos de la oposición salen a opinar por esa agenda que impone “alguien”. Esperemos que el gobierno no lo haga.

Con la capitalización del bicentenario sucedió lo mismo. Más allá de alguna interpretación libre de ciertas agrupaciones afines al proyecto nacional, lo cierto es que nadie del gobierno salió cobrarse el festejo. El dispositivo de instalación se disparó de forma automática y entonces aparecieron los opinólogos. Claro que esta vez, es más delicado. Hay que dirigir un mensaje muy creíble porque el 25% de la población estuvo movilizada durante cuatro días (6 millones en los actos centrales, más 3 millones de turismo, y dos millones en eventos a lo largo y a lo ancho del país). A esa gran cantidad de gente no es fácil convencerlos de que quisieron decir tal o cual cosa, porque fueron ellos los que estuvieron protagonizando. Aún cuando una porción no adhiera al gobierno, se cayeron algunos mitos instalados: No hay crispación, no es masivo el sentimiento antikirchnerista y la inseguridad no tiene la dimensión que le dan los medios.
Está claro que el dispositivo mediático y opositor de “desmovilizar” lo que se movilizó no ha funcionado y entonces ahora el tema en la agenda es que se “Acelera la carrera presidencial”. De paso se intenta la invisibilidad del caso de los hijos apropiados de Ernestina.

Mi percepción es que no se acelera nada.
Con más ganas de saber cómo está de ánimo Messi, o como se prepara la brujita Verón, igual voy a aceptar el convite de Clarín y explicar desde mi punto de vista que por más que se paren arriba del acelerador con todo el poder de fuego mediático, nada se va a acelerar hasta después del mundial.

Primero que nada, porque una cosa será si Argentina gana el Mundial y otra si lo pierde. Segundo porque el Mundial genera mucha plata y la mayoría de los medios ya mandaron corresponsales y productores a Pretoria.
Por último, es importante señalar, que el rebote del Bi, seguirá unos días más y la mayoría de los políticos intentan ver como capitalizan algo o como no se llevan la peor parte de los festejos.
De los integrantes del aquel inquebrantable grupo A es muy fácil adivinar quien cuenta con una agencia de publicidad y quién no.

De Narváez, por ejemplo tiene una y ya apuesta a un tricentenario. Hasta página estrenó. La web se llama tricentenario y está direccionada a que el clamor popular por el bi se canalice en el tri.

Pino y sus aliados de Libres del Sur todavía están intentando reponerse. Es que ellos de verdad creían en la crispación y el antikirchnerismo generalizado. Un poco por pensamiento mágico, otro poco por expresión de deseo y otro porque olvidaron que el mismo multimedio que les da aire o centímetros es el principal enemigo del proyecto político oficial. Por lo tanto desde ese espacio aún no han salido con ningún mensaje consensuado. Por otro lado, y pese a que en un primer momento el núcleo cercano al triunvirato Pino / Lozano / Bonasso, negó rotundamente que el crecimiento de Kirchner resta votos de todos los espacios, con preferencia del de ellos, ahora están un poco más preocupados e intentan una salida que no lesione demasiado a la opinión pública y que, principalmente, no genere fracturas que se vislumbran en ese espacio.

Los radicales están demasiado ocupados en sus internas. Lo que, en principio parecía un trámite para Storani, el Coti y Moreau, se complicó mucho más de lo que pensaban. La constante caída en las encuestas de imagen del Vicepresidente Opositor coincide con un rápido ascenso de Ricardito Alfonsín, que con mucha habilidad y pocos recursos económicos mezcla la campaña de las internas con la de una potencial candidatura presidencial seduciendo a Binner hace dos semanas y a Carrió hace una. Esta agenda completa hasta las internas del 6 de junio no les dejará tiempo para seguir posicionándose mucho más, ya que durante el lapso que dure el mundial todos somos una pelota.

Carrió, esperó 24 horas y decidió transmitir el mensaje de los dioses. En las encuestas no baja más, porque más no se puede bajar.

Por su parte, Felipe Solá, acaba de mandar un mensaje muy claro a Kirchner. Sin importar como mida (aunque mide mal), está dispuesto a jugar por fuera y dividir votos de ese frente Macri, De Narváez, Solá donde nunca estuvo cómodo.

Aún procesado, Macri goza de cierto rebote, producto de la polarización con el gobierno nacional y sigue en carrera, al menos hasta que la cámara confirme su situación o no. Hecho que sucederá cuando la metamorfosis ya se haya consumado y todos seamos esa pelota de fútbol de la cual les hablaba, cosa que no impedirá que deba pedir licencia y hasta llegue a Juicio Político si la cámara lo procesa en forma definitiva.

Cobos, depende de esa interna que mencionaba antes. De no obtener contundentes resultados le convendrá seguir todo el tiempo que pueda en el cargo de Vicepresidente, puesto que a los 5 minutos de su renuncia será almorzado con mucho apetito por Morales, Sanz y Aguad por un lado y por los propios aliados ocasionales como Storani, Coti y Moreau, por otro (si queda algo hasta Carrió participará del banquete).

El Lole se toma su tiempo en boxes. La parada lleva un buen tiempo y no se sabe bien que sponsor elegirá si decide correr. Duhalde muere por auspiciarlo (a él o a cualquiera, incluso a Alberto Fernández), pero hasta el Lole sabe que abrazarse a Duhalde es atarse una piedra al cuello y arrojarse al mar. Ni la peor derecha vernácula se quiere mostrar con él. El mejor caso para ejemplificarlo es que los “capitostes” de la mesa de enlace no pasan de un almuerzo.

Ante este panorama el gobierno nacional “descansa”, tiene tiempo para seguir poniendo la agenda y hasta suma aliados de forma lenta pero contundente. Las internas en el Socialismo son un detalle no menor. El mismísimo diputado Jorge Rivas sale a disputarle la presidencia al grupo santafesino de Binner y Giustinianni, que, aún con mucho poder en Santa Fe no podrá evitar que el Socialismo con afinidad al proyecto político de Néstor Kirchner, obtenga la minoría, como mínimo.
Sabatella y Heller, sin perder cierto grado de independencia fortalecen vínculos con Kirchner y son además los “negociadores” con cierto sector arrepentido que se despegó luego del 28 de junio, sumado a que colaboran con la agenda del gobierno e impulsan la nueva Ley de Entidades Financieras.
Paralelamente, la propia hermana del actual Presidente de UNASUR, lanzará en breve un espacio político dentro del Kirchnerismo para unificar trabajos territoriales y es inminente la aparición masiva de la corriente sindical. En el medio de todo esto está la decisión de la Corte sobre la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual y el esperado resultado de los ADN de los hijos apropiados por Ernestina Herrera de Noble, que en las últimas horas tuvo novedades muy malas para el grupo.
Por ahora, el propio Kirchner parece haber tomado la decisión indeclinable de no largar su candidatura hasta mediados de agosto, cuando más allá de los resultados dejemos de ser una pelota para volver a ser lo que normalmente somos.

Vale decir que el gobierno no necesita (por ahora) jugar la carta del bicentenario. Esperemos que la euforia no se filtre en el núcleo central de Néstor y Cristina, porque hacerlo sería jugar la primera con un 7 de oro, empardar en la segunda con un tres y perder con un cuatro de copas el partido.

En definitiva, a todos les conviene que venga el Mundial para tener un tiempo muerto que permita “rosquear” los armados. Los opositores rezarán para que al Diego le vaya mal y Néstor sueña con una Plaza de Mayo llena, y Cristina, Diego y los muchachos en el balcón, levantando la copa.