Luego de leer la excelente nota publicada el domingo en Miradas al Sur, escrita por Lucas Carrasco y Jimena Arnolfi, titulada “La agencia de comunicación que hace el trabajo sucio para Clarín”, lo que se me vino a la cabeza inmediatamente fue la película “The Truman Show” , una espeluznante historia dirigida por Peter Weir donde el protagonista vive una vida de mentira, direccionada según los niveles de audiencia de un poderoso productor.
La diferencia es que en la vida real, un monopolio mediático poderosísimo tuerce la realidad de millones de personas en su objetivo de sostener los privilegios que obtuvieron durante décadas, a fuerza de presiones al poder político y muerte. Mucha muerte.
La sociedad argentina ha sido, en su gran mayoría, como Truman Burbank (el personaje de la película) engañada y resignada a que la verdad es esa que está allí y punto.
Recordaremos este inicio del milenio, en algunos años, como el comienzo de la ardua tarea de quitar las vendas de los ojos a una sociedad que, aún resistiéndose a la verdad, va lenta, pero infaliblemente hacia ella.
Sucede que, al igual que en el film, el bote hacia la realidad, tal cual es, ha iniciado su viaje y es muy probable que lleguemos a ella más rápido de lo que todos pensamos.
Igual que al protagonista de ese reality inhumano, el monopolio nos ataca con tempestades llenas de vientos, rayos y lluvias imposibles. La tergiversación, el armado de una realidad virtual, la exposición de los hijos apropiados, los escarches armados, la instalación de un clima de violencia y la victimización son los últimos condimentos con los cuales han decidido aderezar esta historia de corrupción, muerte y silencio que los colocó en un pedestal de privilegios.
La ley de Medios Audiovisuales, el ADN a los hijos apropiados y la pelea por papel prensa, llegaran a la Corte en algún momento. Ese será el momento donde la militancia deba acompañar a la sociedad a tomar la fuerza necesaria de quitarles el maquillaje a estos personajes siniestros que digitan la vida de millones.
En ese momento, como escribió León, “la flor va a darnos su escándalo”
La diferencia es que en la vida real, un monopolio mediático poderosísimo tuerce la realidad de millones de personas en su objetivo de sostener los privilegios que obtuvieron durante décadas, a fuerza de presiones al poder político y muerte. Mucha muerte.
La sociedad argentina ha sido, en su gran mayoría, como Truman Burbank (el personaje de la película) engañada y resignada a que la verdad es esa que está allí y punto.
Recordaremos este inicio del milenio, en algunos años, como el comienzo de la ardua tarea de quitar las vendas de los ojos a una sociedad que, aún resistiéndose a la verdad, va lenta, pero infaliblemente hacia ella.
Sucede que, al igual que en el film, el bote hacia la realidad, tal cual es, ha iniciado su viaje y es muy probable que lleguemos a ella más rápido de lo que todos pensamos.
Igual que al protagonista de ese reality inhumano, el monopolio nos ataca con tempestades llenas de vientos, rayos y lluvias imposibles. La tergiversación, el armado de una realidad virtual, la exposición de los hijos apropiados, los escarches armados, la instalación de un clima de violencia y la victimización son los últimos condimentos con los cuales han decidido aderezar esta historia de corrupción, muerte y silencio que los colocó en un pedestal de privilegios.
La ley de Medios Audiovisuales, el ADN a los hijos apropiados y la pelea por papel prensa, llegaran a la Corte en algún momento. Ese será el momento donde la militancia deba acompañar a la sociedad a tomar la fuerza necesaria de quitarles el maquillaje a estos personajes siniestros que digitan la vida de millones.
En ese momento, como escribió León, “la flor va a darnos su escándalo”
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