La jeta no se aguanta y se sale a atropellar el mundo. A explicar por cuadragésima vez lo que a estas alturas, o está claro que saben muy bien y se oponen o que no saben nada y se oponen porque es más fácil, (la mayoría). Pero ahí está uno como frontón, acorralado por tres o cuatro obtusos y un par de malas leches hasta que se escucha, como si fuera condenatorio, que vos sos un K, y que la guita de Santa Cruz que llevaron afuera, que Cristina y la cartera (que no sé cómo se escribe la marca,) que son unos montoneros, que D´elía es un “negro de mierda”, que Moreno es patotero, que Moyano es ladrón, que le meten la mano en el bolsillo al campo… y ahí vos pensas que sos un tarado por haber abierto la boca y le decís que sí, que está bien, o cualquier otra cosa. Te vas medio peleado con la familia, o ridiculizado por el brabucón del kiosco, o repudiado por otras viejas fachas de la cola (por haber osado discutir con una persona mayor) o sabiendo que tus compañeros de trabajo se ríen y siguen hablando de lo mismo que hablaban antes que vos llegaras a buscar ese café lavado de la expendedora. Entonces te juramentas ante San Nadie (porque encima sos ateo) que no vas a volver nunca más a hablar con esos estúpidos y que hay que hacer la de uno y que se jodan.
Pero al otro día escuchas que alguna otra vieja repite lo que la vieja que almuerza destila, o te cruzas con otro en el kiosco, o escuchas otra ignorancia en la oficina o tu hermana insiste con que las Abuelas de Plaza de Mayo “se politizaron”… y vos, como un inocente, caes en la trampa otra vez. Y así cada día.
Entonces estás en el dilema de elegir entre la estrategia de la persuasión y el reconocimiento de errores para luego avanzar y lograr que los otros reconozcan algo o el “que la sigan chupando” de San Diego.
La primera opción, la paciencia y la tolerancia, es como entregarse a un sacerdocio estilo Gandhi y la de Diego es un poco soberbia. Además lo de la convicción por encima de la intolerancia. Uno no intenta combatir a quien piensa distinto porque no tolera que eso suceda. Uno discute por la naturaleza de la convicción (Si estoy convencido de que esto es bueno es natural que intente convencer a los demás de lo mismo)
Ponerse en el lugar del otro hasta el exacto punto donde el otro “debe hacerse cargo” de su propio lugar y ofrecer concesiones hasta el momento preciso donde esas concesiones faltan a la verdad. Defender la Ley de medios no es estar a favor de Ricardo Jaime, por caso. Ni tanto cabaret, ni tanta misa.
Reconocer logros obtenidos por un rumbo acertado no es un combo que obligue defender los errores de quien tomó ese rumbo. Habrá que ser pacientes en la comunicación de esos logros que nos hacen inclinarnos a favor y críticos apreciativos con esos “daños colaterales” que hay que cargar. Los compañeros que tienen responsabilidades importantes, desde la Presidenta, hasta el último Consejero Escolar, también deberán empezar a dar racionales sobre decisiones que, a priori, son idefendibles. Porque ese dilema entre Gandhi y Diego es una paradoja y se responde con más dilemas, que acorralan al militante entre la intolerancia y la incomprensión de quienes se oponen y la displicencia de los que apoya.
8 comentarios:
Tal cual. Una se siente realmente acompañada al ver que, más o menos, nos está pasando lo mismo. Y no es por lo de "mal de muchos..." Porque entre todos los que somos peloteados por abrir la boca y querer reflexionar, capaz que encontramos la manera, la justa medida entre Ghandi y Maradona, no?
Tal cual. Una se siente realmente acompañada al ver que, más o menos, nos está pasando lo mismo. Y no es por lo de "mal de muchos..." Porque entre todos los que somos peloteados por abrir la boca y querer reflexionar, capaz que encontramos la manera, la justa medida entre Ghandi y Maradona, no?
Es durísimo. Casos personales: el padrino de mi hija, mejor amigo, cuando recuperamos el fóbal para todos. Me descerraja un "Y la seguridad jurídica???". Difícil no putear.
Mi cuñado, radical me manda "Esta mina es peor que Isabelita". Lo emboco y arruino la armonía familiar???
Taxista al volver del Congreso, luego de aprobarse la ley de SCA (5 de la mañana) me manda "tienen que volver los milicos". Me bajé al toque reprimiendo las ganas de ahorcarlo con el cinturón de seguridad.
Es lo que hay.
COMPARTO 1000000% LOCO !!!!
El problema es la ignorancia Gustavo. Alguno lo tiene que decir.
F.
TOTALMENTE de acuerdo, es cosa de todos los días, pero somos muchos, no hay que aflojar.
Los taxistas son los peores!!!
TOTALMENTE de acuerdo. Pero no hay que aflojar, somos muchos.
Los taxistas son los peores!!!
Que bien y reconfortados nos empezamos a sentir, cuando escuchamos o leemos, que hay muchas opiniones similares a las nuestras, y que no estamos solos, ni estamos locos, en esta sociedad cada vez mas alienada y mediatizada
Marisa
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