17/2/11

TRABAJO ESCLAVO EN JUNIN. LAS FOTOS DEL CAMPAMENTO

En la tarde de ayer un operativo de la Policía Federal Delegación Junín descubrió un establecimiento rural donde los trabajadores que se encontraban allí estaban sin agua potable, sin luz y sin camas. Sólo algunas viejas casillas en condiciones muy deplorables y se cocinaban en fogón debajo de un techo improvisado con chapas. Comían en mesas hechas por ellos mismos entre la espesura de un bosque para guarecerse del calor. En el allanamiento participó personal de la Oficina de Rescate de Víctimas, dependiente del Ministerio de Justicia, Seguridad y Derechos Humanos de la Nación, y del Ministerio de Trabajo.

El campo es de un  propietario de Bragado que alquila a un empresario de Escobar, quien también ayer recibió un allanamiento en su domicilio, en esa ciudad. Ninguno de los nombres trascendieron desde el Juzgado Federal de Junín a cargo del Dr. Hector Pedro Plou.
Los trabajadores reducidos a esclavitud fueron trasladados a la Delegación Junín de la Policía Federal por dispoción del Juez y por pedido del Fiscal Federal, Dr. Eduardo Varas. Durante la mañana de hoy intentamos dar con las presuntas víctimas, pero ni en la Delegación de la Policía, ni en el Juzgado, ni en la fiscalía nos quisieron brindar información del paradero y la suerte de los trabajadores.
Según una fuente, el propio fiscal, luego de que prestaran declaración los dejó en libertad de acción, por lo que se presume habrían vuelto a sus respectivas provincias. (Serían de Santiago y Chaco)

La empresa que los tendría contratados se dedica a la industria fosforera y los trabajadores realizaban tareas de desmonte y carga de troncos por $3,50 por hora.
Serían entre 5 y nueve hombres de entre 25 y 40 años provenientes del norte argentino.
Se esperan novedades por parte de la fiscalía en las próximas horas.

Mientras tanto nos llegaron estas fotos en exclusiva sobre el lugar donde se produjo el operativo que son prueba de las condiciones en las que vivían dichos trabajadores.
Lugar para comer

Una casilla de madera a medio armar

La casilla con herramientas de trabajo

Dormitorio de tres trabajadores

Dormitorio de tres trabajadores

"La cocina"

Una mesa a la sombra, dentro del bosquecito

Otra vista

1 comentario:

Julián Caliva dijo...

A principio del S XX, más precisamente en el año 1904, el entonces Ministro del Interior, Joaquín V. González, requirió un informa sobre el estado de las clases obreras argentina con el objetivo de sancionar la primera ley de protección a los trabajadores. Para tal fin se encargo este relevamiento a Juan Bialet Massé, quien recorrió todo el país para interiorizarse de la situación de la población, es decir que no se fundo en datos de segunda mano, sino que observo en cada lugar las características del trabajo, las condiciones en que se encontraban los obreros y cual era su habitad.
En el capitulo donde describe la triste realidad de los obreros que trabajan en los montes chaqueños, y después de denunciar los grandes negociados de las forasteras a costa de la explotación inhumana y de la salud de muchas personas, como así también el daño ambiental que estas realizaban se pude leer lo siguiente: “los tres hombres que trabajan cortando árboles se encuentran semidesnudos, sin la camisa que los proteja de los bravos mosquitos, dicen que se la han sacado porque es preferible aguantar los mosquitos ante que el calor. La ranchada consiste en clavar cuatro estacas en el suelo, y a un metro de altura hacen una cama de palos clavados sobre tres largueros y algunos sobre dos, ponen encima bolsas llenas de pasto seco, ese es el colchón, en la cabecera ponen astillas de quebracho como almohada. De la sabana no hay idea, y allí duermen sin más techo.. Cuando llueve, en lugar de dormir sobre la cama, duermen debajo; ese es su abrigo. El agua que toman es agua de los charcos, y la totalidad esta con verdin y largan una pestilencia insoportable La mayoría de lo poco que ganan lo gastan en la proveeduría que le cobra 4 o 5 veces más caro todo tipo de alimento. Cuando llega el momento de pesar los árboles que derribaron, casi siempre se le reconoce solo 700 de mil kilogramos, ya que las balanzas están desequilibradas a propósito”
Hoy, a más de 100 años de este informe, y para cierto sector de la sociedad, parece que nada ha cambiado, y que se puede seguir explotando en forma irracional a los trabajadores para conseguir grandes ganancias