23/2/11

Ni Milico, ni Militante

Hace algunos años, por no importa que razones, un amigo que visitó Chile me trajo de regalo un libro que creyó necesario que leyera. Era de José Miguel Varas, un escritor que en el año 2006 ganó en ese país el Premio Nacional de Literatura. El libro aborda de manera autobiográfica la conflictiva relación con su padre, el coronel del ejercito Chileno José Miguel Varas Calvo. Muy interesante, por partes novelado y con muchos monólogos. El título del mismo es “Milico”. Un término tan latino, tan nuestro, tan usado luego de la andanada de golpes militares en todo el continente, que se aquerenció en nuestro lenguaje y forma parte de nuestro vocabulario.
Pero, mucho antes, el propio Martín Fierro lo usaba (por voluntad de Hernández) de manera muy despectiva para referirse a quienes lucían uniforme y trataban de encausarlo.

En los pueblos chicos el milico, es el mismo que juega al tute cabrero en el boliche, y aunque juega bien y lo conoces de toda la vida, es milico. Porque trabaja de eso. Tiene gorra, macana y cinturón de milico. Todo bien, pero la tendencia natural a no respetar las reglas hace que en el fondo se vea a ese tipo que se crió con vos como la señal de autoridad, de límite.

Pero cuando hablamos de “los milicos” todos sabemos de qué hablamos. Los golpes militares son mano de obra de “esos milicos”, no del “milico” del pueblo. Allí el término es despectivo siempre, aún para los que piden que vuelvan.
Muchas veces suele describirse a cualquier persona con el término “milico” por algún rasgo de su personalidad. Por preguntón, por alcahuete, por estructurado o por rigidez de pensamiento. Es a los que se les suele decir “¿Qué sos...Milico?

El libro de Varas, más allá de relatar duras vivencias en el exilio luego del golpe del 73 en Chile, describe a su padre con esa personalidad de “milico” y demuestra que aún con las diferencias que tenía el autor como militante, podía tolerar (vínculo de por medio) la relación.

La palabra “milico” o "militar" está tan cercana a “militar de militancia” o "militante", en su fonética, que muchas veces se presta a confusión. Claro que todos sabemos muy bien que significa cada cosa, y hasta podemos ubicarla en las antípodas de las otras.

Intentar mezclar el significado de ambas, es una muestra de torpeza ideológica y de intencionalidad política, justo por estos tiempos, donde hay un renacer de la militancia, en especial en los jóvenes.
Los sectores conservadores de la sociedad, en particular los medios y más en particular los medios de la iglesia católica, prefieren rebaños de mansos feligreses, que militantes innovadores que pretendan más ampliación de ciudadanía. Se saben en una posición dominante frente a los programas de radio o blogs como este, a los cuales denominan chupamedias. Por eso los catalogan como impresentables. Nunca harían eso contra un medio de mayor poder que ellos. En general terminan como aliados de los poderosos.
Esta editorial del Director del diario La Verdad de hoy “De Militantes y Milicos” es eso, un intento de confundir a la opinión pública, en busca de una defensa de los privilegios y la posición dominante, que esos sectores siempre han tenido por encima de la sociedad.

El libro “Milico” me sirvió para, ahorrar unos pesos en el analista y resolver algunos conflictos con mi progenitor, saciar mi sed de lector obsesivo y entender definitivamente de que se trata “militar” convencido. Cuando el proyecto está a salvo o cuando los poderosos lo quieren tumbar.

Es difícil explicar a mucha gente que se puede poner la cara, asumir la defensa de un proyecto político, sólo por convicciones. Difícil que entiendan familiares y amigos que saben bien de que vivo. Me imagino lo difícil que debe ser para los extraños que no me conocen y que cometen el error de transferencia. Creen que como ellos opinan a sueldo, los demás hacen lo mismo.
Pero todavía quedamos idealistas cursis que creemos en “utopías”.

Nada cuestionable para quienes además de estar convencido cobran. Ojala yo pudiera vivir de defender mis convicciones. Igual valoración para quienes piensan diferente y hacen lo mismo, digo contra mis ideas hacen militancia por las suyas, gratis o cobrando. (No hay muchos igual ehh...)
Pero nada de valor tienen aquellos que defienden ideas sin estar convencidos, sólo por plata, y mucho peor cuando provienen de una clase a la que traicionan defendiendo precisamente a los opresores de la misma.
Eso también tiene un nombre. No es ni Milico, ni Militante.
Es Mercenario.

4 comentarios:

Pensála bien, hermano! dijo...

Bárbaro...está bárbaro!!! me encantó tu reflexión....un abrazo...militante

Anónimo dijo...

Gustavo: Vos sos el único tipo que le discute a este mercenario. Es un bocón gorila. Muy bien!!!!
Oscar

Anónimo dijo...

CAPO GUSTAVO!!!!
BELLO ES UN MERCENARIO DE BERGOGLIO. LE TIRAMOS UNOS MANGOS Y SE HACE DE CUALQUIER PARTIDO.

Dardo Fúser dijo...

Gustavo: tengo el orgullo de ser tu amigo y de haber dicho de Bello cosas parecidas mucho, pero mucho antes. Hasta tuvimos un problema una vez. Si venimos escuchando a Aliverti y su equipo (ej. Heller) por lustros, si militamos por la AUH hace años, si leímos con avidez Página 12 hace tanto tiempo, si nos sentimos contenidos y acompañados por 6-7-8 cuando apareció... Y este gobierno hace lo que siempre pensamos que había que hacer... No vamos a dudar qué es lo que tenemos que defender. ¿Vamos a preocuparnos por el "teórico" de la mayonesa, de la mesa de los Campanelli, por un mediocre a sueldo de Fontevecchia -el que premia a Monsanto-,por el pobre copia-fórmulas de la Revista Humor? Barone lo defenestró en Vedia cuando sacó un suplemento con la cara de Videla (Simbólicamente apologético, qué duda cabe). Los de 6-7-8 duermen tranquilos (y con justicia), pero Bello también. No creo que lo intranquilice lo que hace mientras cobre. Me gustó lo que leí en otro comentario. Clark Kent juega a ser Magnetto. Siempre en tono de caricatura. Siempre dando lástima.